samedi 15 mars 2008

El destape IV (espagnol)

UNIVERSIDAD

Espacio privilegiado para el diálogo, donde se sumerge el neófito en la inconsciencia de desconocer su estatuto. Espacio aligerado en un saber que soporta el signo, sólo lo hacen denso el vapor de los gimnasios masculinos y femeninos, un humo de cantina que desemboca en el hall y los lugares donde se dictan las clases.

Universidad

En la noche

De la roca

Y el mar

Las aulas magnas a media luz como en los cines. Los dormitorios mixtos con la pared acristalada a un lúgubre jardín. El conserje me indica que debo despertar al arzobispo, y de las clases asoman adolescentes agresivos que se ríen de mi pinta. Las alumnas pasan por el pasillo haciendo movimientos sexy con toallas. Hay más pasillos. Llevo varias horas perdido. Incluso varios días. Hay callejones interiores. El escritor William Borroughs aparece frente a mí como era al principio de los años setenta, con un cigarrillo en la boca. Es un empleado de la curia. Me entrega un paquete con mi nombre mecanografiado. Salgo a una pista de baloncesto que está en un acantilado sobre el mar. Escalando la roca llego a una estatua de Angélica encadenada. Luego entro en una gruta donde se venden dulces de Navidad. Vuelvo a la universidad. Paso al lado de una serie de gimnasios donde los adolescentes gritan consignas políticas de derecha. Unas chicas en shorts me amenazan con desnudarme a la fuerza. Yo encuentro una minúscula cocina y me preparo una infusión que tomo con dos o tres galletas. Abro el periódico. Sólo se habla en él de submarinismo y de pulpos. Hay un momento vertiginoso de ensimismamiento en el que observo entre mis manos, sobre el periódico abierto, mi propia mierda.

París 8 de febrero de 2006

A mis pies, surgiendo del légamo, un pulpo remolineaba sus tentáculos, creciendo vertiginosamente hasta ensombrecer la tímida aurora de hasta ahora.

Yo temía que los tentáculos no tanto me aplastasen, pues parecían entregados a un pavoneo sin peso ni reposo, cuanto cediesen a su sarmentoso serpenteo y se enrollasen conmigo y pudieran estrangularme obedeciendo a la pulposa volición del monstruo. Mis labios parpadeaban mantras y padrenuestros, sin tendencia particular a una religión concreta, estaba totalmente perdido. La lección que venía a mi socorro era un seminario del Collège de France en el que la profesora María Gorea habló de copas babilónicas y laminillas. Estas eran de cuatro tipos. Las de escritura judeoaramea en caracteres hebraicos, correspondientes a prácticas mandeas. Las de escritura siriaca, con referencias y evocaciones vagamente cristianas. Las escritas en cursiva pamiriana o escritura maniquea, próxima al siriaco. Y creo haber comprendido un cuarto grupo en griego. Las copas estaban escritas en espiral, de forma que el líquido fuese « leyendo » el encantamiento, de estructuras insistentes y paronomásicas. Que se trataba de atrapar como en una trampa los espíritus en el espacio de la palabra escrita, como también en las copas doradas del orfismo, se realizaba o se veía en el embrujamiento de Dios o del demonio. Me resultaba interesante que lo que debía ser inscrito como donante era el matronímico y no el nombre común del beneficiario. En mi caso debía ser un potente operador, teniendo en cuenta la muerte violenta de mi abuelo materno.

Por la fuerza de su desencantamiento la voz de la profesora, bien que no dirigida a mí, parecía dirigirse al demonio tentacular que ocupaba mi campo de visión o mi horizonte. Enunciado el exorcismo como acta de repudio o divorcio respecto al demonio entendido como trasunto de Lilith, en la magia judía, quedaba una cuestión que fue sometida por un asistente. El problema del mal entre politeísmo y monoteísmo. Mi prontamente admirada profesora respondió con candor y un poco de vaguedad que los dioses del politeísmo, como fuerzas naturales de un mundo complejo y polisémico, se habían visto forzados por los monoteísmos en el molde de lo demoniaco. No obstante, quedaba un fondo de finura en su distinción de los dioses del politeísmo como démones buenos, dañinos o neutros. Frente al pulpo, consideré que el servicio a la idea de bien, o por el contrario el abandono al automatismo y al servicio de lo perverso eran lo que situaba en una estirpe angélica o satánica a todo ser sobrenatural, y que ello era parte de su historia, o del contrato al que se prestaba. Consideré que mi pulpo, entregado a la vanidad y a la amenaza, estaba por debajo de mi entrega a la idea de bien, y de alguna manera el animal pareció disolverse, anonadarse en su musculatura hasta hacerse absorber por el barro.

La universidad como una serie de pequeños castillos apilados, en el centro de los cuales se encuentra una plaza de toros que la eterna tormenta ha cubierto de lodo. Entre las nubes se desliza el oro de un momento de sol. Estoy desnudo en el centro de la plaza. El público son apenas cuatro gatos, fumadores de pipa que desayunan apenas ahora. El toro se aproxima para cumplir el destino del círculo sagrado. Lo recibo con un capote no rojo, sino azul claro, de raso. Tiene bordados los lirios de la corona del rey de Francia y lleva una orla de armiño que arrastro por el suelo encharcado. Más tarde acudo en solitarias estancias a un examen de matemática especulativa. Busco los lavabos y encuentro lugares en los que los hombres se acarician bajo el agua tibia. Después se me hace descender por un tobogán suspendido desde alturas que lleva años descender. En mi camino encuentro niños y niñas que serán adultos algún día, en el mundo debajo del tobogán. Al pie del tobogán una mujer de unos treinta años, en malla negra, me propone que follemos y en el suelo de mármol me tiendo sobre su cuerpo vestido, en un acoplamiento desprovisto de vanidad y de voluptuosidad común.

2 commentaires:

IZQUIERDO a dit…

cuantas imagenes y que mundo más onirico Manuel, me ha encantado y siendo sincero me ha perdido tambien algo la parte central.
pero las "universidades", el principio y el final del texto, me han reflejado muchos de mis sueños, con escenas imposibles, personajes despistados y la piel siempre buscando la piel.

Manuel Montero a dit…

Gracias por el comentario. Supongo que la parte central son los capítulos "Manicomio" y "Comuna", donde te has podido perder porque están en proceso de construcción y son un primer esbozo solamente. He querido compartir con ustedes un proyecto o idea de novela sobre la que seguiré trabajando.