lundi 30 août 2010

Women having a pee


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WOMEN HAVING A PEE

Voy a soltar cualquier barbaridad, es lo que mejor funciona conmigo. No tengo tiempo de reflexionar si además de escribir quiero vivir. Es como el sueño que arrancamos a la noche cuando nos viene un desmayo de día. Todo eso que no dio tiempo en medio de la excitación y de los cambios drásticos de rutina. Un amigo mío hizo la prisión, y me ha abierto los ojos. Por un pelo. Por un pelo te meten en el talego. Por un pelo te vuelves loco, como esos clientes que tuve que contaban cada uno su historia de pelos púbicos o de menstruos en el café de por la mañana. Eso les pasa por no desayunar en el bar. Y aún en algunos bares te encuentras esos aliños, si eres hombre sensible. Hay en ello para mí un vínculo social muy fuerte, cuando la magia negra interviene en la magia del artista. Estar sometido, por medio de la suciedad, al orden del cosmos, que significa orden y belleza en griego, y de donde viene cosmética. Una amiga me ha enseñado los pies con unos zapatos de mucho tacón de aguja, sofisticados y posiblemente muy caros, con una ropa en la que yo no sé distinguir la distinción segura. En todo caso alta costura por un pelo.

Esta amiga se cachondeaba mucho de mi uso de la terminología budista. Seguro que ha sido budista, siquiera sea en cabeza ajena. Y lo hizo delante de un colega al que van a editar. Parece ser que para pronunciar "la dharma" hace falta un poso especial en el estilo. Pero ella me palmeaba desde su taburete, París está sirviendo de algo. Se parten de risa conmigo, mis amigos. Apenas sé cuatro cosas de sus vidas. Que ella está marcada con metal candente en lo poco que he visto de su cuerpo, que él debe publicar con pseudónimo. Que me han contado todo y me lo callo. Que hay que evitar la ideología y que hay una moda del escritor delincuente. Una nueva edad de oro de venta en joyerías y en el contexto confidencial de la vanguardia. Aquí todos los que trato parecen conocer a fondo la vanguardia.

Tengo una pareja a la que adoro y que posa para mí como yo quiero. Tiene sus gustos, y es capaz de provocarme una depresión de varios meses si pinto mal. ¿Pero qué es pintar mal? Ustedes seguro que encontrarían estupendos esos cuadros descaminados, simplemente porque yo engatuso a la gente y les puedo hacer sentir el sabor de perderse. Porque cuando encuentro el público todo les interesa, porque hay mucho de fascinación en mi trato y en mi trabajo. Eso es bueno, llevo meses sin hacer óleo y sólo dibujando porque espero que alguien me compre el cuadro que provocó la crisis.

El cuadro de la meada o lluvia dorada tiene sus puntos buenos. Al amigo escritor le ha recordado no sé qué reminiscencia de la literatura católica homosexual. El fantasma es el mismo que en las versiones a tinta y a acrílico. Mi pareja que orina sobre mí.

Sí, es mi puesta en escena frontal del sexo femenino. La vulva en eclosión. La mujer que da. Sí, cualquier barbaridad es buena en pintura. Píntalo y serás feliz. Un chavalín colombiano me dijo que yo tenía que pensar en mi pareja para pintar, y representar en el cuadro todo lo que pudiera hacerme sentir culpable. Los colores están como nunca, un no sé qué bizantino, quizá el exceso o el lujo, ya que son colores al óleo muy caros y vistosos. El dibujo de las dos figuras es vigoroso, inconcluso en la figura masculina, emborronada de gris y azul, para contrastar con los tres tonos amarillos que fluyen sobre él. Varios cinabrios.

Es normal que ese cuadro agotase todo lo posible. Me salvó la Semana Santa, que pasé recogido y aislado, y que me preparó para la extrema actividad del dibujo todas las noches, y de los complejos dispositivos que eran tan nuevos para mí. Escribí mucho en francés en esa época, en carne viva, y conocí gente por internet. Empezó a importarme poco toda la historia del éxito y me solté. No era nada espabilado antes, me parecía que el éxito era como una condecoración que se espera desinteresadamente. O bien, si te pones, algo directamente innoble que yo debía evitar. Bueno, todo eso en lo gordo no ha cambiado, sigo siendo el mismo, pero desde Semana Santa me siento más suelto.

El que pierde la vergüenza debe esconderse y hablar en susurros. Mi amiga de antes ha sido internada en el hospital psiquiátrico y la de ahora está pálida de que vive de noche y no le da el sol. Mi pareja tiene los ojos azules, los labios siempre ligeramente entreabiertos y ofreciendo su helado de pulpa. Sus senos son perfectos desde el punto de vista actual, no caen, flotan en una juventud inmaculada y el topless les sienta bien. Pero lo que me excita poner en el cuadro es toda la carne prieta y torneada que va desde el plexo solar al ombligo y que se bifurca en la cintura para modelar por detrás un culo espléndido. ¿Me entusiasmo solo o están ustedes siguiéndome?

Mi pareja es una mujer discreta y perfeccionista que me ha ofrecido muchas comodidades a partir de muy poco, por su tenacidad. Su obra exige subir el tono de un disco de Mahler, o mejor de Bartok. No, de Mahler. Subirles el tono a los genios para poder negociar el futuro, el futuro del Arte. Conozco su obra escrita de oídos, porque me la han contado ella y la gente que conoce su trayectoria. Su obra fotográfica ha sido objeto de mi apreciación en la redacción de un inventario que es al mismo tiempo un poema inacabado. Se divide en capitulos que son cada plancha de contacto. Antes se podía consultar, pero lo han censurado, es largo de explicar, quizá lo ponga en el blog. Lo pongo en la rúbrica "cat people". Sí, por los gatos y por la película de Jacques Tourneur. Pero no he subido el tono ni de Mahler ni de Bartok, no me gusta hacer lo que escribo. Si no, lo más lógico siendo consecuente sería hacer cualquier barbaridad. Una catástrofe, como le decía ayer en la puerta a mi amiga de los tacones de aguja. Una gran carcajada masculina se oía detrás de la cortina de entrada. No era cuestión de pasar, yo me había programado. Siempre es el vértigo, y yo, en el fondo me digo ¿por qué no? Por qué no sentir el vértigo y luego enlazarme con mi pareja un rato, acariciar fuertemente sus pies por el talón, por la planta. Ella lee el español y le envío un saludo y un beso, para cuando se despierte por la mañana, o cuando tenga tiempo y ganas de leer lo que yo escribo. Je te remercie, petite. Je t'aime. Mi paloma, mi loba, mi gacela, aquí estaba yo mientras dormías, hablando de ti. ¿Te das cuenta? En público, porque soy artista. Como lo hizo ya Diógenes. Antes no estabas preparada para leerlo, este blog de contornos obscenos, a la manera de algunos surrealistas, no al menos de una forma tan explícita, y tan dejada al azar.

Debe ser la influencia de mis amigos y amigas, y de mis mecenas, todo mezclado con mi capacidad cínica para la metamorfosis. Me he pasado la vida volviéndome artista.

dimanche 29 août 2010

Circunstancia del astro que cae



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(nuevo poema)

Otros ángeles rondarán al Cordero

yo me arrimo a la tierra y me cubro el pelo

con los dedos crispados. Yo desespero

y como yo el ser humano está lejos del Cielo.

El juego




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Se ve que no he captado el billete del paje

el juego se bloquea y mi sangre se extingue

tus explicaciones del eje del siete

a fuego en tu piel y en el rojo de tu vestido

la extraña princesa del recuerdo infiel

alarido y dinero unidos en mi puño que se cierra y golpea

el pelele se sirve de su mano

para grabar en el cobre la madurez de la fresa

tú sabes de qué hablo, tú que ya no sigues mis huellas

tú que los otros adivinan compadeciéndome tanto

como el ciego Homero yo no veo a quién hablo y tuteo

incluso los heridos en el asilo del fin de la vida y en el azar del accidente

beben y apuran mi hez del desencanto

¿quién comprende las consonantes del juego del ahorcado?

tanto se entiende de lo que no se vive

tanto se entiende el mensaje

tanto el espectáculo se parece al secreto

que el desnudo innecesario de una estrella quieta

acoge mi esperma mi desamor mi desesperación y la vuestra

multitud a la mesa de demonios del amor y de la cereza cierta del cielo

la verdad que comemos juntos en el cieno del poema y en la tierra yerma

que rodea al granado que vive de nada, de la gota imprevista y del cuidado de un niño

al que nuestra cereza es también fresa y la empresa de un escudo heredado

al que el grado del templo es lugar de juego, futuro mesías, hijo nuestro

que no conocimos en la calle, como mi mente ignora tu deseo

comemos juntos la verdad que tanto nos importa cuando no tenemos reflejo

cuando una opaca belleza en la ciudad cerrada

de lo escrito de vuestra mano en mi mano y mi destino

nos unen en el instante de unas letras que a nadie

pertenecen, que son Diana cazadora maldiciendo con agua

que son la visión de un ciervo, el adios de tierra de su piel puntuada

el cazador que acariciáis cuando lo hacéis desaparecer

cuando tú que ya sabes sin saber

en la mesa lees tus poemas para ti misma y los guardas en una maleta

y dejas pasar los años y los ángeles te conocen

y eres todas las ideas de mujer que los hombres no osan

sino en secreto y en la intimidad del libro

y que los locos violan en el ritual del burdel o en la cita erudita

cuando leo el billete que yo mismo he escrito

no comprendo que el paje era mi propio diseño de juego

que la princesa era una niña del colegio, un lejano recuerdo

que no tiene otro cuerpo que el tuyo cada día

tú que ya lo sabes todo

porque no hay paje ni billete y yo mismo no existo

otro cuerpo que el tuyo no es sino el libro ardiendo

y los cuerpos nuevos de los ángeles y de los sueños.

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samedi 28 août 2010

a unas rosas


(A un ramo de rosas)

Os traje del prosaico cubo del mercado

y desperté a mi concubina antes de su partida

ahora ella suena lejana en su mansión provincial

Bizancio de carne esencial su ausencia en vuestra belleza

y yo veo mi sangre caer en vuestro rendido cansancio

frente al espejo cubrís de tristeza nueva

la vieja alegría que tanto sedujo

no dibujé ese primer instante ocupado de perfume

dibujo ahora el torso retorcido de esa muerte

que se viste y se seca en el mismo carmín

de un beso olvidado en el espejo

la rosa no presume ya

la vejez veloz su cuento está cantando

desierto jardín perplejo y dibujo de mi suerte claudicando.

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El avaro demonio se reserva para el destierro

mientras yo despertaba a las montañas

tú te bañabas en la porcelana del destino

yo desconocía el camino y las legañas

rojas del amor las encerraba en la inversa reserva del estramonio

era muy pronto y yo detestaba las rosas y convulso de contino

a las montañas despertaba con corazón de hierro

el demonio es muy raro y me espera

para hablarme de ti al final donde todo se acaba

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(otras rosas)

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Y allí se acaban

Las citas con libro

Y las mujeres. Derivo

En una huerta-jardín abandonada

Los perros de piedra son su entrada

Y en la pared de plantas el torso de Jesucristo

Es sin miembros un raro primate

De gastado metal y deleznable.



Raro placer en el calor y la ceniza,

El vuelo ínfimo de un pájaro doméstico

Que viene a picar miga y mira de reojo,

Son los primeros noventa, aislamiento

De la psicosis y errores incomprensibles:



Ni al árbol, que es tullido, ni a la fuente seca

Les puedo dedicar suspiro.



Los humores se decantan en humores resecos

Del cuadro de figuras de mal gusto que tanto

Gusto da pintar fumando noche.

Empujo la puerta, y otra puerta, abro con llave.

El entendimiento secreto me ha provisto rutina,

Todo es cocina, todo es ella y su pintura. Sabe tú

Que después de tanto noventa

Las mujeres, múltiples y agónicas como la existencia,

Continuas,

Regresan montadas en cisnes de zinc y alpaca,

Montadas en toros de papel de estraza, montadas en violines,

En teclados de formica y marfil, en dioses indios

De bocas abiertas y locomoción tetrapodal.

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El loco y el escarabajo, el niño

Y la mujer ¿qué lugar ocupo

En la revolución?



La verde fotocopia

De la verde verdad

Salía en la pequeña pantalla de la pesadilla

Con mi cara prisionera, y amarilla,

Mis ojeras,

Y tenía

Bigotito, pero el pelo de dormir. Gritaba

¡Propaganda!



Todo contacto era ser reconocido.

Me dejaban salir

Y vagaba esperando otro escándalo.



Los anarquistas corrían en las grandes calles,

Combatían los furgones con cáscaras

De plátano, y pieles de tomate.

Eran ingleses, norteamericanos, bárbaros.

Para el pueblo la cocina colectiva

Había dejado en las fuentes públicas

Ensaladas de tomate y guacamole,

Yo inclinaba mi jeta

Pensando el calambur de comer ensalada

En la calle,

De la fuente.



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Como una imagen del fuego

La abierta flor del entendimiento

Entre los sexos y los rostros,

De pétalo de negro nácar, de oro

La corona, la margarita,

La abierta flor de este abrazo

Entre los sexos y los rostros,

La rosa luminosa y liviana,

Espuma y rizo marino en un ombligo

Es toda rosa luminosa y liviana,

Como una imagen del fuego.



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Pintalabios rosa sobre rastros de vino tinto,

Gemidos apáticos,

Miles de rosas me asfixian con colonia.

No muere la rosa,

Se muere el hombre

Que como macho ingenuo quiso conservarla

Cabalgándola,

Y haciéndole chantaje

A la aurora.



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Rosa blanca y pecosa

Deja que me consagre al perfume

Y al ritual de tu lágrima barrosa.



A la luz de las bujías

Los senos pintados

Son infracciones soñadas, son puro futuro.



Encima del piano los dos pechos desnudos

De la madre, no de otra, o de ninguna,

Son una quimera pintada con sangre.



En alguna parte del calor

La fuente grisácea y agusanada emite sus consonancias

De rosas grises, invisible color,

grosería imperdonada de los días.


Sin más sonido ni proximidad

Que el bombeo del café en lo irrisorio de la medianoche,

Una rosa delicada de hueso ha pensado ladridos.

Son sus hojas de lija y su fragancia es humo,

Es una muchacha feroz que no desea nada suave.


Hoy desconozco las flores de la púrpura diurna.

Los aparatos encendidos como muros

de zarza me separan de tu voz.


Eres el rostro que me dice “espera”,

Y mi mente no concuerda.


Eres una especie de rosa.

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(acompañado de un dibujo a lápiz del autor)

vendredi 27 août 2010

Alcools


Voici une chanson avec Nancy Sinatra, ponctuation des années dès que j'ai quitté ma première famille.

Mais n'oubliez pas d'écouter la dernière mouture d'auddie et Tim O' Laughlin' :

NIGRA FAIR

miettes de la pâte blanchissante

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(miettes de la pâte blanchissante)

Subir le mépris du juste m'ouvre les yeux.

Tu appelles ça ouvrir les yeux ? Même un enfant te dira que tu coupes du saucisson.

La racine a des voyelles dépeignées.

Un drôle qui me dit que je fais partie des justes, à la guerre.

La pensée ne peut être que juive, seule langue vivante. Le latin du XXIe siècle ne se réclame pas de la pensée. Et le grec même ne peut être pensée que dans la connaissance de l'hébreu, il suffit de le tester pour réaliser.

Le latin ne sert qu'à des condamnations.

La langue grecque est dispersion. Elle comme la main veineuse qu'on ressent sur le clavier du popcorn originel, par rapport au remake de crazy frog. Dispersion dans la pensée quand on l'entend.

L'important pour peindre et dessiner est de se dégourdir chaque fois qu'on s'y met, quand on est artiste. L'artisan est dégourdi sans effort parce que son génie est sobre.

Je m'amuse quand un autre théorise sur l'ivresse.

Le tabou reste le fétiche que l'ivrogne manipule sous la table. L'idiot sincère ne doit pas boire, il est de ceux qui dansent sur les tables. En Andalousie la sincérité est un art. Les idiots font des blagues molles mais ont le sens du rythme, là-bas.

Le curé conseille des vitamines à l'anarchiste, en Espagne, avec une seringue. Tout le monde a ses faiblesses.

La racine est le vrai golem, pour la diète.

Le philologue ivre est un réparateur de vieilles blagues.

Je faisais des devinettes avec de titres des films qu'on m'interdisait d'aller voir. Eux mêmes les trouvaient drôles.

Il est enfantin à lire, parce qu'il est enfantin de lire, disait le roi de Tristan. Einfühlung, disait le nain. Délaver le lire, les yeux dans la larme, délire et alarme de l'enfant, logique du cauchemar.

La Lune est passée, avec ses vieux douleurs d'argent. L'or du jour comme une pouce à ne pas regarder, plombante. L'avenir est mon destin, quand je suis jeune, le destin, quand je suis mourant, est mon avenir.

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jeudi 26 août 2010

Historia de una monja (Abelardo Munoz)

trans-blog del valenciano Abelard, conocido por su libro Gas Ciudad, pero sobre todo por sus cronicas en la Turia, a quien nuevamente cedemos un espacio de difusion de sus textos.

Perdidos uno 2010 23 julio

Historia de una monja

A Juana la conocí el día que a su viejo marido se le salió de la boca la dentadura postiza para hacerse añicos sobre las baldosas de una cutre escaleta de de Patraix. El viejo se lo merecía; insultaba de tal manera a Juana que parecía un basilisco; todo en él era desagradable: rojo como un tomate, rechoncho, disfrazado con un traje de chaqueta a rayas cubierto de mugre, bigote de cagada de mosca y, ¡ay!, peluquín tostado. Como una escena del inexistente cine negro de los años cuarenta en la España fascista. Sólo faltó que se le tirara al cuello así que me interpuse. ¡Caballero! La cosa funcionó.

Se metieron en su casa y no los volví a ver en semanas. El energúmeno de los piños falsos tenía una joyería en la calle de Ruzafa y se había casado por poderes con Juana, una soriana veinte años más joven, ya cuarentona y de buen ver. Yo vivía en el último piso de aquella finca y ellos en el segundo. Había una placa en la puerta que rezaba Honorio Corrales y sin alusión alguna a su esposa. Siempre que subía las escaleras de noche al volver de la fábrica escuchaba los alaridos de animal del joyero contra la indefensa mujer.

Dos años después, el Altísimo se apiadó de Juana y ésta quedó viuda. Me lo contó en el mercado con brillo en los ojos; la felicité.

Una tarde que volvía de un viaje por Italia y subía las escaleras cargado de fardos, ella abrió la puerta de su casa de sopetón y con una sonrisa de oreja a oreja, la silueta como un cuadro flamenco bajo la luz cenital del interior, me invitó a pasar a refrescarme.

Aceptar aquello cambió mi vida en los siguientes años pues antes de que reparara en ello me había convertido en su amante. Pero conviene detenerse en aquella primera tarde porque la escena se me ha quedado grabada de por vida ahora que toda esta historia es un lejano recuerdo.

Acepté su invitación como dije y me pasó a un humilde comedor. Me senté en un sillón rojo y ella fue a por el refresco. Volvió al punto y se sentó en uno de los brazos. Tal era su mirada y su actitud, de tal manera arqueaba su gran culo sobre el sillón que, encendido de lujuria, le solté: ¿Qué me vas a hacer, mujer? Al tiempo que me incorporaba como asustado.

Ella contestó, ¡espera! y salió pitando de nuevo hacia el fondo del pasillo y para mi asombro regresó con un paño que colocó primorosamente doblado sobre el respaldo del sillón. Se agachó y como yo ya la tenía a punto comenzó a mamarla como no me lo habían hecho en mi vida. Yo de pié, con los pantalones sobre los tobillos, miraba extasiado la foto enmarcada de boda del ella y el joyero que colgaba de la pared justo enfrente de mis ojos y pensé que aquello podía ser una mala película de sórdido neorrealismo hispano.

Ella tendría unos diez años más que yo, no era guapa, pero poseía la gracia de los adolescentes tardíos y liberados, además era una consumada maestra en el arte de la felatio in extremis. Porque aquello es lo que fue la escena en aquel inaudito comedor: la universalemente conocida como mamada in extremis que es al parecer un impulso primigenio de mamíferos desde la noche de los tiempos.

De pronto y cuando estaba a punto de venirme sobre las comisuras de mi dulce pervertidora, escuché un grito sobrehumano que venía del fondo del pasillo. Era un chillido horrendo de bruja que llamaba a mi lanzada vecina.

La viuda sacó dejó lo que estaba haciendo muy a conciencia por unos instantes y girando la cabeza chilló al pasillo: “¡Ya voy madreeee!”. Luego comprendí la utilidad del paño, pues con él me limpió y se limpió primorosamente todo el pringue del encuentro erótico. No te preocupes, yo seré tu viudita, dijo romancera en el quicio de la puerta. Baja cuando quieras.

Con el tiempo me fue contando una vida extraordinaria. La vieja era la suegra, un regalito que le había dejado el cabrón del joyero. Un hombre que la vejaba desde el mismo día de la boda. Me confesó que no había tenido opción. Así pasaron los meses hasta que le paré los pies cuando empezó a subirme la cena a casa. Alitas de pollo fritas y cosas así. ¿Imaginaros!

La última noche de amor, en su habitación de matrimonio, como despedida me desveló su secreto. Revelación que permanece grabada de manera indeleble en los jirones de mi memoria moribunda.

¡Cierra los ojos!, dijo. Cuando los abrí tenía delante de mí a una monja vestida de pies a cabeza y saltando encima de la cama como una niña. Quedé yerto pero muy interesado pues al punto le rogué que no se quitara semejantes prendas. Mi fetichismo, aquella noche inolvidable, ocioso es decirlo, se remontó a cumbres insospechadas.

Su historia no era la de Santa Teresa, desde luego. De niña su familia pobre la había metido en un remoto convento de la provincia a de Soria. Una mazmorra a la que se vio sometida sin comerlo ni beberlo. El azar jugó en su favor pues un buen día sorprendió a la madre superiora y al obispo de la diócesis enganchados en la posición del perro y sudando como mulas. La expulsaron de inmediato. Llegó a la ciudad y la familia le recomendó al joyero. Eso era todo.

Juana era una de las más flamencas mujeres que he conocido en mi vida, y he conocido a muchas, vive Dios. No era yo su único amante, ni mucho menos, como le sucede al converso en cualquier tiempo y lugar; la libertad se la tomó con ganas. La frecuentaban un camionero, un detective privado y un profesor de música, además de yo mismo, claro está.

Poco tiempo después mudé de casa y, cosa curiosa pero no imposible, de costumbres; supe que la vieja suegra había palmado y que ella había abandonado su pequeña orgía de desagravio por un matrimonio feliz. Me alegré mucho por Juana, mi querida monja.

Abelardo Muñoz

miettes à la peinture pour jeunes

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(miettes à la peinture pour jeunes)

Rembrandt est comme Goofy pour moi, attachant pour l'enfant, oubliable quand on veut grandir, surprenant dans les après-coup paisibles de la première maturité, quand on tombe sur un déjà-vu.

On a besoin de silence pour lire Mickey. Ou d'entendre ronfler toute la famille.

D'où vient cette confiance, Matisse ?

L'envie de peindre Midas (chez Apelles ou Botticelli) est si difficile à piger pour moi que l'humour de l'oncle Picsou.

Pendant le sommeil je me vois en train de peindre Midas, mais ce que je peins c'est moi même le lendemain.

Je ne pense que personne possède l'Odyssée en entier à l'époque. Et je suis conséquent.

On évite Ulysse en peinture bien-pensante.

On semble avoir dépassé cette éducation selon laquelle il y avait "des vices" à éviter en peinture. La littérature est encore vertueuse.

Quand je veux dessiner une tête de turc, l'on voit toujours le truc.

C'est à cause de l'absence d'Ulysse que le poème finit dans un bain de sang. Athéna le ramène vers une petite ponctuation, emblème de sa présence.

Ponctuation lumineuse celle de Minerve, suspendue comme un foudre qui se dilate dans la grande composition de Gustave Moreau. Il lui arrive de mettre en pratique sa Sémélè. Peut-être l'astuce virginale se mêle.

Mon problème était de rendre en toute vraisemblance les colt et le winchester. J'ai laissé tomber, avec le temps.

Les peintres espagnols le savent, tu peins comme il le faut parce que tu es bête. Ta grande intelligence est un emprunt à la souplesse de ta main, depuis que tu jouais avec.

Le vert fait dire de bêtises à celui qui s'en sert.

Les couleurs de l'année se voient géométriquement. La couleur mesure en même temps l'espace et le temps. Je t'invite à décliner l'expression selon ton désir de perception, c'est alors qu'elle dévient cosmique, comme dit notre ami de table.

Le peintre a dû choisir très tôt entre Tchékhov et Hesse. Le poète entend sa mère ou son père parler de Nazim Hikmet. Il existe un bel poème en espagnol de la réalisatrice Adriana Hoyos à ce dernier propos.

Toutes des coquilles dont nous allume l'étincelle.

Plus ardue est l'éducation, plus féroce l'esclavage.

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Fortunate Mortal, une pièce avec des amis

cliquer ci-dessus pour écouter.

mercredi 25 août 2010

miettes qui n'obtempèrent pas

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(miettes qui n'obtempèrent pas)

Se mettre à peindre comme Rembrandt serait faire de l'art contemporain. Etre moderne suppose d'être unique, mais avec une touche de ceci et de cela, tandis que ce que demande le marché c'est le plagiat.

J'ai des amis qui sont de la dynamite, quand je les mélange.

Même moi je défèque des cartouches de dynamite, pour le 14 juillet. Et pour le jour des femmes travailleuses.

Rapport international sur coprophilie et non-violence, déjà vieillot pour les stars et les tzars de la diplomatie.

Quand l'influence coule et se distille comme une petite pluie et me trempe jusqu'aux os.

L'artiste fait tantôt des enfants, tantôt des golems. Le mécanisme est le même, apprenez à vous en servir (à volonté).

Je te fais rire, mais tu protestes des chatouilles, l'amour impossible de la littérature.

Mon seul digestif étaient les anchois et le café crème.

Le stress de Salvador Dali... vous voyez ce que c'est ?

On n'est pas chez un génie, j'aimerais mettre, plutôt que Chien Méchant.

Le propriétaire, notion idéologique secrète.

Explorer l'anus politique d'une belle étrangère, à plein le visage, voilà ma notion d'image.

La protectrice d'Ulyse, cette déesse maline et sodomitique, cette régression de l'être qu'est le sens pratique, a inspiré Nausicaa pour venir l'aider à mieux errer. Nausicaa, princesse la plus mystérieuse des femmes de ce vieux roman.

Au musée de la magie, rue Saint Paul, je demande une reine.

Boddhidharma humoristique de l'oubli, le réel est ce qui reste de l'art.

Miller mieux que Bukowsky, il faut faire tenir ça.

L'abruti qui lisait Amerika de Kafka c'était moi.

La diseuse qui me parla de moi est mon seul souvenir de cette époque.

Le diseur à la diseuse est la dysenterie au désintéressement.

Rire ou fou rire, il faut choisir pour ne pas être fou.

Les étoiles mortes, on a toujours le temps d'y regarder. Elles sont les nombrils du ciel que la ville assombrit.

Les fessées qu'on mérite à la source de jouvence.

Shit, my love. After all... Si j'ai déjà de l'accent en français...

Ne me faites pas un sondage quand je viens de dîner. Je peux dire n'importe quoi.

Un oeuf porté par une vieille pour la malade galante. Le rêve est aux jeunes, et il faut leur dire.

La crise, ça s'appelle comme-ça le déficit ? Alcool qui refroidit l'âme et qui aide à passer d'un temps à un temps. Je ne suis jamais prêt, et je demande au soleil de tenir encore en septembre.

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dimanche 22 août 2010

...miettes samedi Dôme

miettes samedi dôme

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Effaré par le monde et ses troubles attraits, je me tourne vers ma pieuse révolution intérieur.

Au dîner au Dôme l'on part sur ses cours de latin.

Le latin au Dôme. Nous sommes cinq à table, je suis d'abord agacé par N., puis je trouve un thème de conversation. Depuis César, lecture inévitable d'une enfance pâteuse, ensuite Cicéron, De senectute, oui, inouï, mais foncièrement Le rhéteur et le quosque tandem, Catilina, patientia nostra abutere, et, avec le Virgile de Klossowski, qui semble sulfureux à N., un crescendo vers le latin vulgaire de Petrone, cunctos in umbras micare, déjà dans la rue avec une clope, jusqu'au Roman de la rose à deux rédacteurs, et l'Erec de Chrétien de Troyes. Je pars du taxi en clignotant avec le récit d'Arioste : Orlando fou furieux à cause de Medoro et d'Angélique, puis les exploits de Ruggiero montant à la Lune, sur un griffon, et le sourire de la taxi-woman africaine, esprit de la nuit, gardienne de la raison.

Tension au Dôme, l'on parle, tout en laissant tomber les urinoirs de Duchamp, de pissotières, de cette sonorité des pissotières dont on répète l'énonçant, notre conversation semble uriner en public, l'on parle de Henry Miller, d'une étrange perversion du pain dans l'urine, de Sartre, d'insectes dont on tait le nom, mais qu'on décrit de forme élusive par les gravures de Lewis Carroll dans le miroir. Tout pour avoir mal de mer avec ces crustacées sur l'assiette et ces trois mollusques qu'on extrait à l'aide d'un outil en aluminium ou zinc.

En face du Dôme, le souvenir de Jack Kerouac, qui n'y fût pas, mais passa devant en taxi vers Orly, et le Balzac de Rodin dressé dans son sac de couchage. Paul Claudel m'est présenté comme "diplomate", à ma grande surprise. Rodin a fait d'autres choses pour se faire pardonner, tels ses couples d'amoureux et, dans un autre registre, "Les bourgeois de Calais".

Le sourire d'un chat mort rend mieux sur un tableau l'esprit de notre peinture apocalyptique que celui de la Gioconda.

Le profil de caissière de Simonetta Vespucci.

Les femmes réelles se dérobent par le sommeil ou le hasard.

Le meilleur rêve de peinture est toujours accompli par la réalité. Que ce soit celle du passé, celle à toi ou aux autres, le rêve de peinture est appelé à devenir réel.

Dieu se fit sentir de Moïse par la fumée odorante du Buisson Ardent, pour que son Peuple connaisse le secret de l'encens. Peuple de fumeurs passifs, de gens heureux et malheureux, qui énervait le caractériel Moïse et le fit rompre la lettre de la Loi. Dans le livre est écrite une brisure du texte, de l'écriture, du décalogue.

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mercredi 18 août 2010

miettes telles quelles

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On ne peut être humilié par les femmes si l'on ne les a d'abord humiliées. Mais au fond, la première humiliation, celle de la mère blessée par les premières gencives de son nourrisson, est innocente comme le péché d'Adam. S'ensuit un vrai collier de péchés échangés sans lesquels il n'y aurait pas de sens à persister.

C'est long à expliquer, mais quand on a connu l'amour, il nous est permis de le piétiner.

Etre une caricature, avoir mauvaise haleine, voici la sagesse qui nous délivre un peu de notre perversité. Sinon, à quoi bon être un beau Lucifer ?

Quelle grâce celle du médisant qui répand des rumeurs sur toi, quel service pour touiller, comme l'escargot, dans ta propre blessure, que rend aseptique la langue du chien.

L'ironiste est efféminé comme seul le barbu peut l'être.

Vomir avant l'amour, voici un ange d'aujourd'hui qui passe.

Le jeu est la perversion innocente de l'enfant et la sagesse coupable du vieillard. Il n'y a rien entre les deux, nos vies de jeunes adultes sont trop sérieuses pour être prises en compte pour quelque chose.

Nous savons que la routine est éphémère.

Paisible sadisme de la bruine estivale.

Quand je retrouve la bonté je pense que je me suis trompé de personne.

Enfin ensemble, dit-il à la police.

Un baby-boom peut tuer un tyran. Be sure to wear some flowers in your head.

Tous les symboles et le corps féminin, ma barbe pousse, enfin.

Fait fumer tes lunettes, tu pourras te redresser.

Je n'existe pas, parfois, de même que Dieu.

L'auteur intellectuel du meurtre ne fait que des plagiats.

Cruauté de la corrida de rendre euphorique.

Le sacrifice du légume déplaît au Créateur, mais le pontife mange un peu tout, depuis le rêve de Saint Pierre.

Nous convertir à une orthodoxie nous épargne quelques indigestions.

L'empereur frugal imite l'esclave. C'est le comble du snobisme.

La violence nous fait des gonflettes stratégiques.

Désobéissance contre mauvaise éducation, tu piges ?

J'ouvre pour toi les marmelades hermétiques et tu fais le reste, contrat marital simplifié. La simplicité n'est-elle pas une des vertus propres à l'Eglise Catholique ? Mais oui, plop.

...

dimanche 15 août 2010

miettes du désir du Roi

Dans l'attente, le bonheur est comme un crachin et le malheur ne monte pas, l'on est dans la déception de notre sadisme, de notre drogue insuffisante.

La poésie fade ressemble à l'usure de l'éternel.

La danse de la main quand je parle fait partie des souvenirs que je laisse.

La danse de ta main quand tu parles fait partie des souvenirs que tu me laisses.

Un auteur de la bible était amoureux d'une reine étrangère. La vision qu'il eut de Dieu fut inspirée par les dieux lointains et par l'entreprise de la séduction. Le cinéma implicite et la sensualité vicieuse des Exercices spirituels de Loyola étaient la conséquence idéologique de la vision des traducteurs du Roi Salomon tels Fray Luis de Leon et Juan de la Cruz.

Adoration de la main, je porte pour toi les bagages. Si nous avions quelque part où aller...

Jamais l'on pourra s'en tenir au contrat avec Dieu, tandis que le contrat avec le diable est propre et tombe pile. L'adultère est écrit et justifié dans le même livre du contrat sacré. La ruine est écrite et même chantée, et ainsi se tisse la paix du juste.

Avoir les marcs d'une tasse de café au bout des lèvres donne la parole à l'astrologue. Il a déjà parlé de ça avec d'autres, tu sais ? Jupiter en taureau pour un continent, Mercure en érection pour le négoce, Mars à la porte pour la vie, la Lune, pour toi, pour les cadeaux, le Soleil pour le corps, ou pour l'échec, Vénus pour cette marche arrière.

Je jalouse les anges qui lisent mes messages pour toi.

Adoration de la main, du lys, de l'abeille. Moïse en colère. Jésus grandit en Egypte. Là fût sevré le fils de dieu.

samedi 14 août 2010

miettes sur l'herbe sèche et piétinée

Du répondant et de l'excès en philosophie, et la rigueur seule qui les accompagne et non plus une rigueur ajoutée.

Sans défauts, mais mal dans leur peau, parce que mineures pas assez convaincues.

Des jours sans nuit. Je jouis de leur fin et je les entame à nouveau.

Dans Adversus Mathematicos l'on nous montre que les vraies lois de la métrique sont le jaillissement de l'inconscient, rétives à une grammaire mono sémantique. Ainsi, par exemple, en 1997, année riche en rêves, une entité onirique qui se présentait comme "Mercure" m'a montré et m'a fait prononcer les voyelles longues et brèves d'une comédie en vers de Plaute, que je possédais en latin.

Quand on a vécu dans le mensonge, on savoure chaque gorgée de vérité.

La poésie est toujours l'inattention qui nous livre à l'embuscade.

Des choses pratiques qui occupent beaucoup de place dans le grenier sont faits les rêves, l'amour et la prophétie.

Lire pour éviter d'écrire.

J'ai reçu un jour mon corps de bel homme tout comme la plage reçoit le naufragé délivré par la mer, juste pour le voir mourir.

À la fin de tout poème, l'imbécile trouve un sonnet. La muse le lit comme elle regarde arriver le poète, des pieds à la tête.

La concupiscence n'a pas de terre promise. Elle possède des tours et craint l'horizon.

Il est un dieu mendiant, qui tend sa main de marbre pour un peu d'encens.

Qu'il est bon, le citron de l'arbre. Et le vinaigre aussi, fruit des secrets de l'homme.

Dans le feu, le respect ultime est l'étincelle. L'élément de connaissance ignore la plupart des lois.

Le pourquoi du rideau est la question dont il est réponse.

La toux nerveuse de ma tante Trini, chaque fois que quelqu'un parlait d'amour ou de politique. Son corps était dressé contre elle-même, et contre la parole.

Cinéma sous la tente, et tentation de la tombe.

La merde ne reste pas longtemps, elle dévient terre, pétrole, je ne sais pas très bien, peut-être les gnomes savent.

Le rêve de l'homme est d'une merde indestructible.

Le noir est transparent, la lumière nous aveugle.

Depuis le premier jour : regarde, le voisin passe son temps à … Au retour : nous avons passé notre temps à … Rien ne vaut la montre sans aiguilles de Fraises sauvages.

Membrane interdigitale, sublinguale … siamois intérieur du sorcier.

Le café a aussi ses images fuyantes, comme un poil qu'on aurait avalé.