mardi 25 octobre 2011

Hotel California - The Eagles (Acoustic Cover)




Sábado 1369 Doy una capa de barniz al cuadro de Shiva y Parvati de 2004, en las partes a la témpera solamente. Es un barniz acrílico, así que no habrá problema de secado. El cuadro interesa a una pareja de amigos de C. y Hermann Jet. A las nueve tomo la dosis habitual de risperdal. Antes he tomado un Red Bull y un Ripper, más dos comprimidos de tercian, pero repartido a lo largo del día. Me molesta del Ripper no saber qué es la carnitina. Creo que desarrolla la masa muscular, pero no estoy seguro.
Y todas esas bonitas enseñanzas que me daba yo a mí mismo constituían el fondo de mi persona.
Antaño el conjunto de las adicciones constituían el carácter, hoy nos encontramos disgregados en los números o cifras de nuestra identidad. Que un día se pueda creer que esto que vivo no es sino una historia inventada, fruto del azar de una operación de marketing más.
En el intermedio he pintado un torso.
El escudo humano es todo lo contrario de una coraza, es debilucho y falto de ornato, frente al ataque despiadado de los bombarderos. Es la coraza prehistórica, hecha de sueños.
Internet es lo que dice ser, a través de sus múltiples rostros o máscaras, escuchad su voz.
Pero para vivir hay que hacer como si fuese todo lo contrario, porque para existir de verdad hay que apartar la máscara del mentiroso.
Cuando MaJ Labrejas me dice que puede leer mis libros al azar, como si abriese la página sobre un poema, me confirma que mi obra escrita es ante todo una experiencia, como otros libros lo son, como el Dirk Raspe de Drieu o el Naked Lunch de Burroughs. Aislado como me encuentro esta noche, el recuerdo de internet es el de muchas vidas vividas. Eso pasaba ya con la televisión y la radio, pero se recordaban lejanas y no se solían mezclar con el cuerpo que éramos.
Si cela vous intéresse, et vous me donnez quelques pages de plus, j ai une partie de ma vie en espagnol qui contient une série de conseils sur internet.
El pentáculo es objeto de meditación como lo puede ser para los orientales el mandala, y su efecto sobre la psique constituye su valor protector y mágico. Cuando uno ha meditado sobre el pentáculo es como si todos lo hubiesen hecho, ya que pasan a circular por nuestra meditación. De ahí que el mecanismo de adicción o medusamiento sea diferente en cada persona, frente a internet, pero la matemática es la misma en el interior del talismán. Por ejemplo, mi retiro lejos de la red puede considerarse, más que espiritual, un retiro talismánico. El cinco es el número del pintor, según Dalí, y también es el número que preside a los maniqueos, a la vez amigos y enemigos del mundo, cinco dedos en la mano derecha y cinco en la izquierda. Dada la naturaleza subversiva y en cierto modo perversa de los maniqueos no es raro que las sociedades secretas corten dedos ocasionalmente. Tengo un tío, anciano ya, que era empleado de banco y pertenecía al catolicismo más conservador de España, y al que siempre he conocido con un dedo de menos. El me decía que se debía a un accidente y yo siempre lo he creído así. Aconsejaría a cada uno contar cada día los dedos de sus manos, sea cual sea la suma.
(...) Con mis collages inspirados en la ópera y a través de la noción de avatar en la red, me doy cuenta de que el ser anónimo por excelencia es el artista. De ahí que yo considere incorrecto el camino de Boltansky aunque su intención fuese la de llegar ahí. Lo ideal no es el heroísmo intelectual, sino la puesta en escena del ídolo.
Diógenes reniega de la interioridad, convirtiendo todos sus actos y pensamientos en públicos.
Hoy es aún de día, si hablo de collages es porque de las seis para acá he terminado uno, tomando dos Red Bull, fumando y coronando el todo con dos comprimidos de tercian. Eso debería bajarme un poco de la precoz euforia del collage. He decidido perdonar el libreto del ballet de Maurice Béjart de descomponerse en collage, lo aprecio demasiado en sí mismo, con sus telones de Dalí y sus sinopsis sobre el contenido musical y coreográfico de cada espectáculo. Lo que no impide que hasta ahora ya estaba siendo un arte del sacrificio mi trabajo con fotografías, se perdía el contexto, por no hablar del reverso. Hay que imaginar el amor del antiguo por el animal para comprender el valor del sacrificio. La alimentación como catarsis. La vida cubierta de sangre. Un falso Gran Arte automático.
La noche de San Juan Louise estaba embarazada ya casi de nueve meses. No sé si saltó la hoguera, pero creo que algún arte del fuego tuvo lugar. Pero pienso que es demasiado temprano para que ella revele ese tipo de secretos a nuestro hijo, que tiene derecho a que no le recorten la infancia.
El miedo de que mañana me despierten para hacer los agujeros de ventilación en el taller, que además de ser insuficientes pueden dejar pasar la humedad y el agua del terraplén, me induce el impulso de volver a casa, de volver a estar al calor de Berthe y en su compañía. Pero miro mis pantuflas de piel de foca noruegas y me doy cuenta de que con ese calzado puedo considerar mi casa el sitio donde me encuentre, que mi soledad es mi primera residencia. Tomo café a la manera turca, escucho Chopin, sin saber cuánto de larga será la noche. Hablo al teléfono con Berthe a las nueve en punto, me dice que va a leer y yo siento alegría, porque ahora con la televisión que le ha regalado Auguste podría entrar en una cierta inactividad.
Pienso en la apenas treintañera que ha dado dos veces la vuelta al mundo en velero sola. Conocer el viento como condición del viaje, compartir su soledad emocional en el Artico con un enorme albatros, se está cerca de lo sublime, en una vida así, se está fuera de la normalidad físicamente, espacialmente, pero porque se ha sacrificado todo a la soledad. A las diez me meto en el saco. Todavía hay un poco de luz natural crepuscular. La iglesia hizo sonar sus campanas a las siete. En la escuela, años 70-80, recuerdo el horror que suponía que me encontrasen una falta de ortografía. Eso ha hecho de mí alguien con buena ortografía pero con unas cuantas faltas recurrentes.
¿Y si Berthe se transformase en lechuza cuando está sola y viene a rondar el taller por la noche? La idea me parece alucinatoria a la manera del antiguo y por un momento me horrorizo de mi imaginación. Después la situación se invierte y me llena de euforia.
Un taller es un espacio íntimo, yo soy el inquilino de ese espacio y exijo que los trabajos se hagan de común acuerdo.
Habida cuenta de las características de mi formación, si se me quita el estatuto de artista, paso a ser carne de cañón. O bien me declaro enfermo y me someto al humillante tratamiento de la psiquiatría, o bien me presto al juego esclavista y desvalorizador de las agencias de empleo. Es una razón más para persistir en la venta y la exposición de mi obra, o en la publicación de mis escritos.

1869 Yo creo que Auguste ha estado muy fino y ha adivinado, por una serie de indicios, que yo iba a pedir un tartare de rumsteack. Así, se ha adelantado pidiéndolo para él y yo no he tenido sino que añadir "a mí póngame lo mismo".
Espera, cuando he tenido a Begoña al teléfono me ha dicho que no dudara en algo, pero ¿ en qué es en lo que no tenía que dudar ? En todo caso, pedir un steack tartare es despreciar otros platos más meritorios y de mejor tono, especialmente los pescados que estaban recomendados ese día por el chef. Un gesto tan vulgar sólo sería respetable viniendo de un cliente habitual, como Auguste, que conoce ya el menú. Adelantándose a mí, ha permitido disculpar como falta de imaginación y como amistad algo que sólo correspondía a mi gula desmesurada. Incluso si hubiésemos podido hablar antes y yo le hubiese hecho saber mi elección, la suya es un aval.

Noche del 2169
Aún no he depositado el cheque de C. por Diane et ses chiens. Soy un poco fóbico de los bancos y de cualquier administración. Los instrumentos de viento y metal son un poco como los pliegues y drapeados en la vestimenta. Ahí está mi dificultad. Estoy dibujando trajes y tiendo a privilegiar lo elástico.
Las presiones con significado político de la administración de Sarkozy, el mal ambiente en los talleres donde unos artistas vigilan a los otros para poder denigrarlos.

2469 Soñé en la siesta que me veía sometido a todas las operaciones de lógica de Quine, que hacían de mí una especie de marioneta pesada de levantar. Me desperté y fumé un cigarrillo diciéndome que habitado aún por la vida por un tiempo, y aunque no entendiese enteramente el inglés de la canción, aún podía resistir a la gravedad, y hacerla contrariar por el mundo de objetos que me rodean, salvo quizás el sofá, que tiene resorte interior de convertible, en metal.
Debemos comprender que los demás a veces, como en las rupturas, pero también en el amor, pueden tener necesidad de hacer nuestro luto, como mi hijo cuando me dijo que se alegraba de que el asesino de John Lennon estuviera todavía en la cárcel.

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